
Pintura: Cristina Alejos Cañada
Libera tu ser
Libera tu ser. Todos podemos nadar en un mundo maravilloso de posibilidades. Irnos al fondo de nuestro yo interior, como un pez bajo el agua y ver la luz del sol desde otra dimensión. Estar y conocer ambos extremos del arco iris. Ser estrella de mar con sus cinco sentidos y en el centro, un corazón que late armonioso con la naturaleza.
Tomar todas las experiencias de la vida y quedarnos incrédulos de tanta bondad, podríamos desarrollar al unísono. No dejarnos ahuyentar por las tormentas de la antipatía, odio y violencia, sino devolvernos por ese sendero único, nos provoca dejemos los pensamientos amables nunca se derritan y dejar el paisaje inalterado para siempre.
Buscar el cobijo más placentero, un pez puede encontrar en un coral, casa que cumple la tarea de proteger y un espacio acogedor donde dormir. Encontrar el silo donde guarecer nuestra hambre y dejar las astas al viento, ella sea la caricia en el rostro, como madre al recién nacido.
Todo hombre tiene la alternativa de ir por su camino, elegir ver flores, en vez de maleza, pasar por la misma calle, la misma vereda, ver la misma casa, la suya y la del vecino. Sentirse cobijado por su entorno. Estar allí en ese vecindario amable o ruidoso, o irse a otro lejano, subir las cumbres de las montañas y desde allí divisar como el hombre común se desenvuelve, también desde esa quietud aprender las memorias de la bienaventuranza.
Todo en el hombre es estar en el lado pesimista de la existencia, alzar sus manos con vehemencia, usar su boca para herir y hablar demasiado, usar la mirada salvaje para causar temor, ¿con qué fin?, si a pesar que el tigre fue siempre tildado de fiero, con sus cachorros es todo dulzura, aunque esté bajo un paisaje gris amenazante, él sabe existe el puente, sigue oxigenando sus pulmones y huele la figura del horizonte, donde puede buscar refugio.
No olvidemos después de cada noche, la luz aparece entre los bosques, y la sombra comienza a dispersarse por todos los costados del espectro. Aunque estemos tristes hay flores en la orilla del camino esperando derramar su perfume. Abramos nuestras conciencias, por ahí ha de estar, la mirada curiosa de un cervatillo que se alimenta de su madre tierra, pero estamos tan invadidos por nuestros propios pensamientos negativos, que no miramos, sino caminamos ciegos de sensaciones. Poned oídos cuando cae una piedra en el agua, así nosotros estamos abarcados por la resonancia interior, sintonicémonos con su reverberancia
Todos los hombres podemos ponernos de pie y dimensionar el paisaje, darnos a esa tarea de protegernos de nosotros mismos, pero también tenemos el abanico de posibilidades de proteger a los que nos aman y a los que la vida no les ha dado la ocasión de conocernos.
No olvidemos aun, en una noche oscura hay luna, y ella nos alumbra aunque haya espesas nubes sobre nuestras cabezas.
Todo está dentro del hombre, la libertad de batir sus alas, la generosidad en sus manos como cascada de agua cayendo genuina, la cerca nosotros mismos nos construimos en el paisaje de la vida. Descubramos nuevamente la mirada tierna que aprendimos de nuestra madre. La tersura que hemos sido diseñados para comunicar nuestros sentimientos. Hay una flor roja, y vibrante dentro de todos nosotros. La luz que llevamos en nuestros corazones puede iluminar una ciudad entera si la dejáramos entrar y lucirse con ella.
Parece ser, aún estamos en un paisaje agreste, pero no menos bello, cañón profundo de los tiempos, con un rio llamado vida, que va dejando huellas al paso del tiempo. Nosotros decidimos si somos estela de plenitud existencial o dejamos se nos solidifique en el corazón y en la mente, la infelicidad.
Tenemos las llaves de evolucionar, ir hacia el basto universo interior y elegir quedarnos con las caricias de nuestra madre, con el instinto protector, con la curiosidad de entender al otro, por muy diferente que sea. Somos don de fortaleza amurallada, somos hoja en la rama movida por el viento, somos seres pequeñitos en la grandiosidad del universo, somos un bote movido por las aguas, pero mucho antes, fuimos árbol de raíces profundas, salvia sanadora, corteza indestructible, hemos viajado desde la oscuridad primordial, y nos ha dejado caer sobre el eje de nuestros pasos, con todos los dones y desdones de la materia para ejercitar la virtud.
Dejémonos deslizar como gotas de rocío sobre un tulipán, como bruma sobre las montañas, pero siempre regresemos a la flor madre, abierta, cara al sol, deslumbrándonos con su miel y encontremos todas las riquezas están por doquier, si solo observáramos con ahínco, el alimento del alma nos espera con ansias imperecederas.
Vive la vida experimentando, pero sin dañar tu espacio donde habitas, ni obrar en contra del prójimo. Tú decides si quieres vivir ante la adversidad y el dolor o defender el auto dominio, la serenidad, y recoger la felicidad virtuosa. La vida es potestativa a raudales, elévate por sobre todas las preocupaciones del hombre. Libera tu ser hacia la madre sabiduría y será una trasferencia de amor contagioso
Patricia Araya
Texto relacionado con la pintura humanidad
Pintora
No participa del concurso por ser la administradora de Red Escritores Coquimbo.
Conmemoración segundo aniversario REC 19 de junio 2011.
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