Friday, April 08, 2011

LA MADRE DE TODAS LAS MADRES


La madre de todas las madres.


El amor de una madre se mide como demuestra su preocupación por sus hijos. He aquí nuestra madre Tierra, que nos arrulla incondicionalmente, donando toda su potestad a sus criaturas y cuando la necesitamos, sólo llamamos, pataleamos, lloramos, reímos y hacemos notar toda nuestra jactancia de hijos, cuantas veces sea necesario y es ella silenciosa quien nos acuna en la tibieza de su seno, respondiendo como leona, acicalando con toda su sensibilidad a su recién nacido.



Estamos en una gran reserva de ternura, un silo de provisiones a granel, refugio hogar bondadoso, cuando es hora del baño por ejemplo, el agua recorre y atavía nuestros cuerpos, sentimos tenemos la sensibilidad de una madre ciervo, cuando besa a su cría. Entrecerramos los ojos entregándonos a su don primordial y nos nace espontáneo tararear un aria sencilla pero melodiosa.



Cuando nos arremeten lluvias torrenciales, nos parece ella, se vuelve un águila desafiante e intimidadora, pero no menos preocupada, cuando a través de las horas, recolecta en embalses de cariños gota a gota el agua encausará por ríos irrigando mies, que saciará nuestra hambre. Todos nosotros en el gran nido de esta soberbia ave, todos sus hijitos hambrientos, esperando, piando, abriendo el ancho pico para recibir su ofrenda dadivosa.


Y nos regocijamos en verano cuando vamos a un lago o laguna y buceamos bajo el agua, es tal la alegría pareciera estamos protegidos como una pequeña lechuza se refugia debajo la suavidad del plumaje de su madre y salimos asustados de los embates del agua para luego volver al nido protector.



Y como no deleitarnos después de una lluvia tropical, cuando sale un arcoíris y captamos esa imagen en asombro, es como subirnos sobre el lomo de una madre somormujo y como tímidos polluelos sin saber que hacer, miramos ensimismado a nuestro alrededor en un trance de seguridad infinita.


Y cuando en un desierto estamos perdidos y encontramos un oasis, vemos como ella, es un ángel caído del cielo, nuestra salvación, nos sacia, nos alimenta, luego nos sentimos cobijamos con visible satisfacción, como una cría indefensa en los brazos de una gran madre orangután que nos cuida y nos regalonea con infinita benevolencia.


Y como no observar, sentir el goteo viene desde lo alto de la copas de los árboles caer lentamente al suelo, usando este precioso regadío y ahí nuestra mirada se alarga como cuello de jirafa que todo lo alcanza y allá arriba en lo alto, encontramos las hojas más tiernas, y verdes y nosotros como ella, esperamos ansiosos el dulce fruto de la madre naturaleza.



Y como no escalar los hielos eternos y sentirnos como un osezno trepa las aterciopeladas cumbres de su madre osa polar.

Y como no recordar los juegos de niños en los días después de las tormentas de nieve y pasearse por la suavidad blanca; luego cara, y manos frisadas, nos parecemos a los monos de nieve japonés, todo el hielo en nuestros ojitos congelados, buscando el cálido abrazo de su madre macaco, para resguardarnos en su cálido abrigo.



Y como no admirarnos cuando debajo del océano madre, otra parida alumbra a un delfín bebé y anonadarnos hasta las lágrimas, cuando hembra y cría nadan en el plasma de la vida.



Así vamos caminando por la pradera, pisando la tierra húmeda, donde va creciendo la buena y la mala hierba, se va esparciendo la semilla, va creciendo la armonía del hombre, entre grandes patas de hembras elefantes, cuidando a su cría, todas haciendo ruedo al nuevo miembro de la familia. Toda la reverencia en sus rostros sonrientes y no es menor su alegría, pues nuestra Gea va vestida de ilustre linaje, vamos honrados todos por ella, hombres, criaturas, y reino vegetal, todos dignos, título en mano nos dio por herencia, nuestra otra madre, la vida.


Todos guiados por todas nuestras madres, en protección, viajeros en el cascaron del planeta Tierra, giganta alrededor del sol, refugiados por todos los costados, protegidos por muchas madres a nuestro haber, pero una sola, la más importante, la que nos sostiene desde nuestros primeros pasos hasta el fin, aquella que se refleja en una gota de agua, como la única que se ve a gran distancia, vestida de lapislázuli, de cabellera hechas de frondosa selvas, y voluptuosos senos, amparo hechos de perla nácar.



Y como pensar se extinguirá el agua si tenemos ese ancho océano, que nos cubre con su majestuoso torso de fornidos omóplatos, dios Atlas, hijo de Gea, sujetando todas la vida que baila al son de algas marinas, sobre sus hombros, musas bailarinas vestidas de coloridos arrecifes, y sangre salina. Todos en goce de la manzana de oro sacada de sus aguas, y hurgamos dentro y fuera de sus entrañas, fortaleza amurallada, como si fuéramos cachorros de leopardo debajo de este gran ser, como quien está posando para una portada para el National Geographic. El fotógrafo viajero de la galaxia, venido de la inmensa oscuridad que entra a un espacio de luz verde y parajes azul entretelón.



En el patio llamado universo cae sobre nosotros, todo el cariño de mamá creación, cachorritos milagrosos, desvalidos, pero aprendiendo a sacar las garras para cuando nos llegue el turno de cuidar a nuestra madre Gea, cuando este viejita y desvalida. De momentos solo sabemos, llorar, patalear; sentirnos el centro del universo, nuestra madre respondiendo con infinito amor, nos ofrenda su oro blanco desde el primer respiro y su alimento gotea, gotea y no deja de gotear...


Patricia Araya



ANTOLOGÍA DE LA IMAGEN Nº 2
SOCIEDAD VENEZOLANA DE LAS ARTES


http://sociedadvenezolana.ning.com/group/antologadelaimagenn2/forum/topics/la-madre-de-todas-las-madres?xg_source=activity

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Carta de Amor y Paz.

Carta de Amor y Paz.

Mi querido Hamit,

Recuerdo la primera impresión el día nuestros caminos se juntaron, fue tan preciso el momento, tan como predestinado que me parece increíble que haya sucedido así como sucedió. Yo iba por la calle de prisa a casa, en mis manos llevaba un libro y dentro de este, las cartas había escrito a mi padre contándole los últimos acontecimientos de mi año escolar. El libro se desprendió de mis manos como un pájaro sediento de libertad y ahí estabas tu tan buen mozo, con una mirada penetrante viniendo de tus ojos negros. Ambos en cuclillas recogiendo las cartas; tu sonriente diciendo, ¡cuantas cartas de amor, como quisiera ser yo el afortunado! Tímidamente explicaba eran para mi padre, tu escuchando con mucha atención.

Fue una sorpresa habíamos estado en el mismo liceo los últimos tres años sin nunca habernos encontrado antes. La fecha de nuestras respectivas fiestas de graduación se venía encima, sin tener consorte ni dama para la fiesta de gala.

Ese encuentro marcaría el comienzo de una vida juntos. En la fiesta nos dimos cuenta que el amor florecía.

Los recuerdos regresan ahora a ese momento y te vuelvo a ver con esa hermosa mascarilla que tendría por discurrir, tú igualmente efusivo buscando interpretar en algunos de mis gestos quien era, y porque no nos habíamos encontrado antes.

Era nuestro primera cita y nada podía presagiar los acontecimientos se vendrían sobre nuestras vidas. El baile no se hizo esperar y tu te mostrabas reflexivo a ratos, otros divertido, serio y también nos encontrábamos tímidamente mirándonos a los ojos.

Me sentía contenta, y en un momento llegue a escuchar una voz me decía que tu eras el hombre de mi vida.

En la puerta de mi casa cuando nos despedíamos nos dimos cuenta que nos habíamos confidenciado nuestras procedencias y hubo tal algarabía que mi tía Abby había escuchado nuestras voces hablar, reírnos, haciéndonos silenciar por lo tarde que era. Yo te dejaba saber que había llegado desde Israel a los once años a vivir USA, dejando atrás a mi padre. Tu por tu parte decías habías venido a vivir con unos familiares a al edad de nueve, dejando también a tu padre en Cisjordania. Éramos circunstancialmente enemigos. Nos reímos, pero en ningún momento sentimos que lo éramos. Estábamos ya tantos años en un país libre, en paz que nos parecía todo tan lejano; excepto que aun teníamos nuestros seres queridos en la zona del conflicto.

Amor mío creo que todo se volvía más incrédulo cuando mi padre decía conocer al tuyo, y daba los detalles de lo ocurrido. Por tu parte tu recordabas a tu viejo llegar contando historias de un amigo inseparable del otro lado de la frontera, un Israelita, y eso te daba un temor que no pudiste olvidar.

Nuestros padres se habían conocido durante la guerra mas cruenta entre Israelíes y Palestinos, y por esas cosas de la vida a ambos les gustaba beber vino, y la cantina en la frontera no se hacia esperar y dentro habían creado una amistad que sobrepasaba las barreras del odio, la guerra, y habían hecho un pacto de hermanos. Ellos soñaron en sus tertulias, vivir libre, en paz, y en el amor de la hermandad. Mi padre contaba que se iban hasta la puerta del bar abrazado, cantando y al pasar al otro lado, ya afuera, se desprendían el uno del otro en lágrimas, prometiendo nunca disparar el uno en contra del otro.

Aquí estamos amor mío, con tres hijos, y una nieta maravillosa viviendo un sueño que nuestros padres jamás pudieron ver posible.

Mi querido Hamit, no me arrepiento de nada solo fuimos cómplices de haber vivido en Amor y Paz. Los momentos tristes son saber que no podremos caminar por la tierra que nos vio nacer ni llegar hasta la tumba de nuestros padres; pero si rezar, ver que la paz es posible si solo pudiéramos soñar y amar y que ese amor traspasara todas las fronteras posibles como lo hicieron nuestros padres que nos trastoco la vida nuestra por siempre.

Amor mío no me equivoque en escuchar mi voz y en este momento que escribo, vuelve tu rostro como la primera vez, incrédula de lo que me estaba pasando, nunca llevaste máscara alguna, pues aun percibo tu imagen antigua con la nitidez de un amor insoslayable.

Tuya, Nahali

Patricia Araya

He Nacido: Have Been Born

He Nacido:

He nacido en el jardín de la creación
donde la rosa fue mi madre
donde la raíz fue una estrella.

He aprendido a caminar en el universo,
donde las reglas las puso la existencia
donde el juez final, es la muerte.

Me he dejado plantar semilla,
en la inmensidad del amor
donde el milagro ha nacido.

He visto crecer la vida vertiginosa,
donde se quedo prendida en un segundo
donde la memoria del tiempo me persigue.

He aquí brillando con luz propia
donde voy alumbrando con luz de luna
donde soy reminiscencia de mi padre sol.

He dejado huella como lucero
donde van orbitándome todos mis pasos
donde mi descendencia va tras mi universo.

He nacido creada a semejanza
soy árbol destino en constante evolución
en sus hojas va descrito mi espíritu.

He perdurado en el jardín de la creación
donde en toda su esencia y en toda su magnitud
el verbo se hizo voz, llamándome “MUJER”


I have been born:

I have been born in the garden of the creation
where a rose was my mother
where my roots were from a star.

I have learned to walk in the universe,
where the rules were made by existence
where the final judge is death.

I have let myself plant a seed,
in the immensity of love
where a miracle has been born

I have seen life grow vertiginous,
where it remained caught in a second
where the memory of time stalks me

I have been here shining with my own light
where I’m illuminating myself with moon light
here, I’m reminiscencing of my father sun.

I have left a trail like a morning star
where they're orbiting my steps after me
where my descendants go after my universe.

I have been born created in image.
I am a tree of destiny in constant evolution
on my leaves are written pages of my spirit.

I have lasted in the garden of the creation
where in all its essence and all its magnitude
the verb was spoken, calling me a “WOMAN”

Copyright © Patricia Araya

TU SILENCIO HA DEJADO HUELLAS

Tu silencio ha dejado huellas
como el agua dibujó carne viva en la montaña,
cae torrentoso calando mis profundidades
es cascada en blanco, sombra y dolor
cayendo desde la cima altanera
hasta el ruedo de mis pasos simples,
mientras solo puedo contemplar
un caballo negro reluciente, altivo
solitario, pastando, alimentándose
sobre mis anhelos envejecidos.
Tu silencio ha dejado huellas
sombrea el paisaje como nube pasajera
mis recuerdos envueltos
en musgo, regados gota a gota
por la humedad de una mirada lánguida
sin saber tu silencio ha dejado huellas
se arraiga cansado en mi piel reseca por el tiempo


Copyright © Patricia Araya


PLANTEMOS POESIA, PLANTEMOS CUENTOS, PLANTEMOS AMOR POR NUESTRO PLANETA TIERRA


Vista de La Herradura, Coquimbo, Chile
If we did not take great pains to corrupt our nature, our nature would never corrupt us.__Clarendon

Mi Paisaje

Mi Paisaje
Playa Changa, Coquimbo, Chile
Nature is the living, visible garment of God.__ Goethe.

AÑAÑUCA: Flor Nacional de Coquimbo


Añañuca
Entre puñados de rocas diseminadas y pintadas por el tiempo. Arena de cabellos rubio, deslizándose al compás del viento. Entre rocas de colores y cordillera blanca; aparece por aquí, por allá, ella hermosa, finísima, de tímido mirar, detrás de cada peñasco como escondida, aún llorando. Sus labios carmesí susurrando palabras de amor que se van quedando enredadas en el pelillo y en las algas.
¡No llores mas, dice el cactus, hasta cuando!
Una vez llegó al pueblo, un sureño de corazón, venia con poco dinero pero con una carreta llena de ilusión.
Cansado venia, pero cantando. Tras su sueño venia, y llegando.
Añañuca, una joven del pueblo, al verlo tan re buen mozo del él se fue enamorando, y el joven a ésta no perdió el tiempo cortejando.
¡Vamos casando nos, iba diciéndole a su hija, el padre!
Fiesta de ramada cantada con tonada y cueca; entre vigüela, acordeón, y guitarra. La fiesta se fue armando. Bailaron y cantaron, y entre chicha y vino tinto; los novios arrullándose. Dos tortolitos a luna de miel yéndose.
Su joven esposo se levanto de su cama, una mañana, dando un salto. Añañuca dijo: el sueño más hermoso y más re- grande “he soñado que el oro que vine a buscar me esta esperando”
Añañuca se quedaba en lo alto de la cima, con su mano en alto, muchos besos de su boca al viento lanzando.
A su esposo, desierto vio tragándolo. Los días pasaban, pasaban, la verde pradera en amarillo se iba tornando. Los suspiros de Añañuca prontos en Azulinas flores iban quedando.
Su esposo se fue en busca de su sueño. El desierto tenía en su camino su reflejo incierto. Pasaron dos veranos dos inviernos. Añañuca enmudeció primero, luego cayo derrumbada al suelo, triste y sin aliento. Todos la lloraron. Añañuca había muerto. Pueblo entero bajando de los cerros. La dejaban en la misma cima donde vio a su amor por último.
La pira de piedras fue regada por la lluvia que caía desde cielo inmenso. Al siguiente día todo el lugar enteramente florido de una hermosa flor roja, el pueblo asombrado le llamó “flor de Añañuca"
Por: Patricia M. Araya
http://www.portalcoquimbo.cl/?1573

Hill and valley, seas and constellations, are but stereotypes of divine ideas appealing to, and answered by the living soul of a man._E.H. Chapin

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"Que la Paz prevalezca en la Tierra"

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