Huérfanos de la tierra (Arauco Maltratado)
I
¡ Que tristeza
De ver esa llagas obscuras en mi pueblo !
Por qué seguir dejando pisotear
La obra maestra de mi territorio ?
Si antes que naciéramos
Nos habías decorado cada rincón de mi tierra
Para todo aquel que abriera sus ojos
En este suelo, pudiera amarte.
Mi pueblo no-tenía hambre
Y cuando la necesidad del mediodía llegaba
Las praderas se abrían
Para entregarles sus manjares a mi gente
Mi pueblo no-tenía sed
Y cuando la aurora silenciaba la noche reposada
El cielo sabía abrír sus compuertas
Para darle la pureza cristalina de su llanto.
Mi territorio no-era guerra
Era fertilidad de paz y arbolada tranquilidad
Y su lenguaje se esparcía en las cascadas y ríos
Para ir acariciando las espumas de su mar.
Esa palabra –guerra– no-estaba
En sus techos, puertas ni ventanas y cuando
El hombre-guerra llega, arrastrándola en la cruz
El grito de repudio de estableció.
II
En mi tierra durante siglos
La indiferencia sigue cultivándose para acallar tu grito
Ni el eco ha podido silenciar tus cantos epopéyicos
Ni el cielo tus imágenes borrar
Para así dejarlas perpetuas en la memoria nuestra
Esa de tu brava defensa territorial
Y hoy, la belleza de tu gesto no-ha sido capaz
De cambiar la mirada del invasor.
A veces me pregunto
¿ Por qué te hemos dejado en este averno
De sentido trágico, absurdo y de cruel desatino ?
Si jamas te arrodillaste, si nunca te vendiste
Y tu memoria jamas conjugó la traición.
¡ Entonces !
Sólo desolación de los huincas
Que la sombra de sus sombras es indigna de sus pasos.
¡ Sólo verguenza !
Si hasta el mismo sol acompaña tu llanto
En sus mares serenos.
¡ Sólo indignación !
Que la bella luna esconde su rostro triste
Detrás de sus montañas cautivadoras.
¡ Entonces !
No deseamos verte ni escuchar
Tus lamentos desesperados –hermano ancestral–.
No queremos más ver llorar el sol
Ni sentir la tristeza de la luna
Solamente decimos basta. ¡ Sólo basta !
Para que recuperes tu luz y así seguir
Iluminando tu andar y tu rostro indomable.
Ahora el centro rojo de nuestros pechos
Se abre a tu clamor y te decimos hermanos de la tierra :
III
¡ Levántate pueblo mío !
Si hoy en este suelo que has defendido
Con la sangre de tus hijos para honrar a tu pueblo
Sigue siendo bañada con sangre de tu sangre
Estás en pie de guerra, con esa palabra que no-era tuya
Hoy estás ahí para recuperar tu tierra
Y expulsar la miseria y la injusticia.
Abandono y pobreza… pobreza y abandono
Que indigna y funesta herencia para tu lucha.
¡ Defiéndete pueblo mío !
Porque no serán los hombres sentados
En sus sillones de cuero que comprenderán tu lamento.
No será tu pueblo de Santiago ni aquél del más al norte
O ese del más al sur que secarán tus lágrimas.
Ni serán aquellos apellidos escasos o avasalladores
De raras fonéticas, que aprenderán tu lengua.
Y no será la endimia del pauperismo del sillón
Que acallará el grito hambriento de tu vientre.
¡ Hónrate pueblo mío !
Que a través de la estética de tu rostro
Los astros se han inclinado a tu mirada soñadora.
Que la luna y el sol en sus despertares y sueños
Han alabado cada gesto de tu andar
Y que el mustio no se ha establecido jamas
En tus instintos y costumbres ancestrales,
Para que tu lucha, tu voz y tu canto
Sigan interpretando la lozanía eterna de tu pueblo
Sergio Olave.
http://sergiofernandoolave.blogspot.com/
Hola Patricia,
ReplyDeleteAqui te envío el poema que esta en mi libro que llame'--Para no ser Rio Seco--"
Abrazos amistosos
Sergio Olave