Laberinto fractal
Estoy como una flor reseca por el tiempo sobre un libro de poesía, letras en un pergamino con aromas a tristeza, quizás dolor, por no entender porque te fuiste fuera de los umbrales de la claridad, y te marchaste perdido en la oscuridad de la incomprensión, allá vas quedando en la lejanía, manos atadas para poder volverte a tus cabales.
Me has dejado en una isla arbolada con distintos laberintos donde camina mi alma en pena. Todo parece tan distinto, estoy como árbol movida por el viento, y a la vez viajo en el viento para poder encontrar el camino de la paz anhelada.
La imagen que tengo de mis pasos junto a los tuyos es como un ojo en el medio de un mar inmenso, con olas que suben, bajan, hasta que de sopetón, navego manchas de tristeza y oscuridad. Toda yo dentro de un gran espacio llamado incomprensión, vago en caminos de agua sobresaltada y confusa, si alguien mirase desde el espacio, es tan grande este lugar que yo no soy nada, sino un grano de arena que se escapo de su playa.
Toda yo dentro de un ondulante paisaje marciano, con sus caminos interminables, cumbres delatadoras de vértigo e incertidumbre. En un lugar que mi memoria no puede recordar. Me pregunto quien eres, quien soy yo, porque crees ser el dueño de mis actos, de mi memoria tangente, que hace que te vayas irremediablemente hasta el horizonte colindante con la enajenación, tampoco puedo concederte libre acceso a mi fractal, es mío concebido por obra y gracia.
Aquí quedo con la tranquilidad que nunca mas agitaras mis aguas a tu antojo, aquí quedo en un flujo cercano, dibujando cuatro líneas, los cuatro puntos cardinales, a la espera de encontrar mi horizonte perdido.
Quedo en este laberinto sobre un gran hombre tumbado, mientras espero, una lluvia de luz me alumbra el camino, me da energía para sobrellevar este tiempo sin ti. Quedo en esta huella gigante, trazo torcido que me tenia la vida en los años que mas necesitaba estar bajo tu cobijo, y tu bajo el mio.
Fractal de mi vida, cuan difícil fue vivir a tu lado, con tanta marea espesa por donde deslizarme, siempre me vi derruida. Tu carácter de grandes colinas y el mio de tan pequeños montículos que nunca pude soslayar.
Paleta de pintor laberintico, diseño de soles ardientes y lunas nevadas aquí espero la gran pincelada, diseñes el camino que pueda sacarme de la encrucijada donde me dejaste divagando, puedas dibujar la acacia de mi vida en total armonía con tu alma y el cuadro pueda ser al final del todo, un doble fractal radiante.
El lazo no se rompe del todo, mientras espero la sanación, escribo, te escribo y me hundo en el laberinto de mis propias palabras.
Patricia Araya